MI ESTRELLA

https://lidiacastronavas.wordpress.com/2021/05/01/escribir-jugando-mayo-21/

MI ESTRELLA

Como siempre llegaba tarde a desempeñar su trabajo, siempre teniendo presente el compromiso que la obligaba. Su realización estaba unida a las letras, a la definición de ciertas pautas que formaban el reto creativo.

Y pensó: “Mi estrella, tú que estás en el Olimpo de la verdad, que me cuidas desde la eternidad”

A ti y solo a ti van dirigidas mis palabras:

Manantial de abundancia referida al amor.

Caricia sincera que erizaba y eriza mi piel.

Aroma de la flor de la positividad.

Color del deseo abordando dolor.

Eres mi estrella, mi necesidad ausente, mi sentimiento presente.

Mi madre.

Adelina Gimeno Navarro

DE PELÍCULA

https://lidiacastronavas.wordpress.com/2021/03/01/escribir-jugando-marzo-3/

Su aspecto parecía copiado de aquellas películas futuristas.

Había estado posado sobre aquel alambre de espino que cercaba mi parcela, lo observé agazapado y sorprendido…

Al segundo, lanzó un graznido parecido al de un cuervo, trasformando su apariencia de ave para adoptar una figura corpórea en la que no se distinguía hombre o mujer.

Su pelo y sus vestiduras bailaban al caminar y se dirigía a mí…

Yo un simple granjero, de los pocos que quedaron después de la guerra biológica, iba a recibir un mensaje…

De aquella forma aún en prueba, y que dejaba atrás al ya anticuado teléfono.

Adelina GN

A PESAR DE TODO, SÍ, QUIERO

Fallado el III Concurso de Microrrelatos Monte de Piedad “Carmen Alborch”

A pesar de todo, sí, quiero.
Irene ya casi había intuido la sorpresa, para cuando Pol pisó el acelerador y subió la cuesta al castillo. Parecía que nunca iba a dar el paso y pedirle matrimonio, pensaba Irene, mientras lo miraba con disimulo.
Desde el día que lo conoció en tan especial circunstancia, la había apoyado en todo, aquel momento fue especial, terminaban de atracar su negocio y apareció delante de ella la única joya que no se habían llevado.
Dos largos meses habían pasado desde aquellos acontecimientos y Pol seguía como en aquel instante, atento y galante, cariñoso y comprensivo, un diamante en bruto.
Mucho más joven que Irene, sentaba ahora la cabeza y le pedía en matrimonio, todo se prestaba para la ocasión. Las flores en la guantera, la cajita del anillo escondida entre los papeles y un ligero nerviosismo en sus palabras le delató.
Irene lo sabía, iba a entrar en una jaula de oro, pero, quién era, todavía no lo conocía bien.
¿Quieres casarte conmigo?
Abriendo el presente, Irene se emocionó.
¿Qué es esto? Preguntó ella al ver el contenido de la caja, era uno de los anillos que en su día le había robado el misterioso ladrón y que ahora aparecía.
Adelina GN

SU MEDICINA

https://lidiacastronavas.wordpress.com/2020/10/01/escribir-jugando-octubre-3/
Despertó eufórico, todavía en la cama dirigió su mirada al ventanal, para apreciar el exterior y la vida.
Desde el accidente, se centró en la naturaleza que por su invalidez le obligaba a aprender desde allí.
La música fue una buena medicina, el canto de aquellos pájaros le dio la fuerza suficiente para valerse con el bastón únicamente.
El grupo de aves de la familia de los tráupidos que cantaban posados en la rama del árbol, le amenizaban los días.
Y mientras los escuchaba los señala con la batuta y les ponía nombre…
Tú… eres Poospiza
Y tú… serás Dominiquies
Adelina GN

REDUCIDO A CENIZAS

Hundió la cabeza entre sus piernas, mientras abrazaba el resto de aquella planta que se quemaba detrás de ella.
Así de aquel modo quedó reducido a cenizas su pasado, jurando que jamás volvería a depender de nadie para vivir.
Allí permaneció durante horas, sus amigos no gozaban acercarse, pero apenas llegó la policía, todos la señalaron…
En aquel pequeño invernadero no solo se consumía con el fuego, el vicio que la había llevado a la destrucción de su vida.
Un olor diferente al de la chamuscada hierba se podía percibir…
Sí, entre la ceniza los especialistas encontrarían su anillo, una prueba crucial que la delataba como la que había eliminado el motivo principal de su problema.
Aquel que sin buscar el vicio te lo proporciona…

Adelina GN

 

SOMBRA Y LUZ

SOMBRA Y LUZ

25/10/16 Escrito al amanecer

Allí cansada comenzaba a echarse, las sombras producidas por una falta de claridad exigida, se cobijaban a su alrededor, unas cansadas, otras alegres y algunas insultaban al porvenir, plantando cara a la esperanza, esperando que la luz asomase de nuevo y disipase la sombría detestable de un día maltrecho.
Entre su oscuridad escondía llantos y tristezas, pero no dejaba de recordar aquellas risas que al atardecer muchos encontraban, y también lloros, pero para aquello llegaba, para dar descanso, tanto a las alegrías como a las penas.
En ella se dibujaban puntos de luz, un camino de pequeñas estelas, que brillaban en la negra capa de su dermis astral. Quería ser amada, pero para ello tenía que esperar a que su amor llegase, a que poco a poco sobre ella cayese la luz del día, posándose con su brillo azulado, un amanecer temprano que a todos vestiría de amor o desamor, de risas y de llantos, de vida y de muerte, que enseñaría a muchos, que cada minuto traería a sus vidas todo aquello que anhelaban y sin duda todo aquello que no quisieran haber vivido nunca.
Pero de aquello se trataba de aprender, de experimentar y pobre de aquel que no llegase a ver la vida detrás de aquel amanecer, que en el despertar de un nuevo día, no pudiese gozar del canto de los pájaros, de un nacimiento o quizás de las más crueles adversidades, pobre de aquel que no pueda sentir que la vida comienza de nuevo, porque sin duda estará muerto. Y no vivirá para ver cómo la noche tendida espera paciente y oscura a que la mañana llegue fresca y clara para abrazarle.

©Adelina GN

LA LLAVE

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Ante sus imaginarios ojos, ilusionismo, esperaba que apareciese por arte de magia la llave que abriría el candado de la pequeña habitación.
Magia que la mano humeante les indicó que encontrarían en el libro de los hechizos, el grimorio.
Él estaba cómodamente sentado, muy señorial esperaba alumbrado por una tenue luz que la magia le sorprendiese.
De pronto alguien gritó…
¡Aquí está!
Inexistentes sus ojos pudieron ver por arte de magia que la puerta se abría…
Dejando ver la fiesta en honor al aniversario de aquel evento…
Un juego de letras mágico que elogiaba al maestro que ocupaba el sillón.

Adelina GN

reto-julio (1)

MI OSITO MARRÓN

MI OSITO MARRÓN

https://elpoderdelasletras.com/mi-osito-marron/

Cada mañana al despertar lo buscaba. Estiraba sus brazos tanteando dónde podría estar. Al fin lo encontraba, y sus manos lo acariciaban una y otra vez. Siempre en la misma dirección para no estropear tan lindo pelaje.
Aquel osito marrón, regalo como tantos otros, que recibió al nacer. Tenía un aroma especial, un tacto diferente. Al ser abrazado despedía unos sentimientos profundos, vivos y sinceros. Era igual a otros, pero también siempre le había parecido diferente.
Aquella mañana después de encontrarlo entre las sábanas, lo abrazó fuerte, clavando su mentón entre las orejitas del peluche. Pensaba, pero qué era en lo que sus pensamientos estaban ocupados. Una húmeda gotita cayó mojando la cabecita del osito marrón. Era probable que la tristeza lo acompañaba en aquel momento, o pudiera ser que al contrario fuese de alegría.
Bajó de la cama, la brisa de la marisma entraba fresca, típico del mes que corría por aquellas fechas. Cada año desde hacía ya varios actuaba de igual modo. Despertar aquel día era comenzar a celebrar desde el primer minuto. Hasta entonces le habían ayudado muchísimas veces a preparar la fiesta, pero ya no hacía falta. Abrió las persianas y dejó entrar el aroma especial que le envolvía. Un aroma a sur, a playa de marea baja y alta. De pueblo andaluz, blanco y con solera. Sanlúcar de Barrameda el pueblo que lo vio nacer.
Aunque su osito marrón tenía sus mismos años, seguía siendo su peluche de compañía. Siempre lo había acompañado y no por cumplir 18 años sería diferente y aquel año menos todavía. Los dos iban a ser protagonistas de aquella fiesta, una fiesta en la que no faltarían los llantos de pena, y de alegría.
Una fiesta en la que gracias a Dios no faltaría nadie de las personas a las que estaba agradecido por haberle ofrecido una infancia feliz y llena de amor. Por estar estaría quien le regaló aquel osito marrón que permanecía junto a él y sin envejecer.
Este es un relato dedicado a un niño muy especial para mí.
“En este escrito quiero que todos los niños y no tan niños encuentren al osito marrón que cada uno de nosotros tenemos. Un regalo, un objeto que nos recuerde siempre que pese a los años que pasen debemos conservar siempre a ese niño que hemos sido. Y llegar a la edad adulta pensando que la infancia es ese maravilloso mundo que no debe de estropearse nunca, a pesar de que con suerte pasen cien años”
©Adelina GN

EL TIEMPO APREMIA

EL TIEMPO APREMIA

#damelahistoriatu

La historia se repetía, Irene volvía a encontrarse en aquel punto de partida. Pero esta vez su gran afición la llevaría muy lejos o al menos aquello era lo que ya todo el mundo le decía.
Adoptó la misma posición que la instantánea de aquellos años, tomada desde la parte alta de la estación. Alguien se la había hecho llegar anónimamente aquel día. Ahora la miraba con alegría, la acunaba entre sus manos, mientras esperaba el momento que la llevaría a presentar sus letras, su trabajo.
Igual que aquella vez su ilusión no se escondía, la inspiración seguía activa, ni un ápice disminuyó en todos aquellos años. Por lo que la expectación ahora le brindaba la posibilidad y era más fácil de convertirla en éxito.
Mientras miraba la imagen observó que todo lo que estaba a su alrededor se iba desenfocado, tenía que darse prisa o llegaría hasta ella aquella difuminación del momento.
El tiempo apremiaba, Irene se apagaba, pronto sería un escrito más entre los de sus compañeros, un ejemplar situado en las antiguas y viejas estanterías de las bibliotecas.
Formaría ahora parte de ese colectivo escogido por sus méritos literarios, en una comunidad de alienígenas. No sabía dónde, ni cómo, pero acertaba al pensar que ahora era posible. Nunca más a la decadencia de la escritura, jamás la literatura moriría a pesar de que de la faz de la tierra los escritores desaparezcan.

©Adelina GN