De momento sentí que amaba, que la luz brillaba para mí, no, no fue un espejismo y entonces me hice una pregunta, y a la que me respondería sin titubear con un, sí.
Cualquier cosa es llamada suerte, fortuna o suerte es la del que, habiendo mamado penas e infortunios, hoy despierta y ve la luz.
La luz que te hace amar, sentir penas y alegrías, la brillante luz que te hará perdonar, esa que de humildad te cubre, la bendición diaria que envuelve de valores y te enseña a creer.
Esa será siempre una buena opción, creer, no andes en soledad, aférrate siempre a algo y no te sueltes por mucho que duela lo que te hace no caer.
Yo me agarro a la fe, la esperanza me sostiene y la caridad tiende un mullido colchón por si así y todo caigo.
V Antología VisiBilizArte Mujer y virginidad – DESFLORACIÓN
Cuadro Inocencia de Pedro Sáenz, 1899
LA DESFLORACIÓN
En la brutal idea de considerar a las mujeres una mercancía y un objeto a lo largo de la historia ha habido (y aún existen) quienes idolatran la idea de «desvirgar» y quienes piensan que en ello va la honorabilidad y hasta la monstruosa idea de que hacerlo cura enfermedades venéreas masculinas.
Un tema tan execrable ha sido abordado en esta antología con la excepcional sensibilidad de nuestra amiga y entrañable colaboradora Adelina Gimeno Navarro-Escritora para quien os pido una lectura atenta y reconocimiento.
Añadir que la pintura en la que Adelina Gimeno Navarro-Escritora basa su relato fue premiada a principios del siglo XX con múltiples honores. Dejo en vuestras letras las conclusiones.
Autor: Adelina Gimeno Navarro
Estudios Primarios
Escritora Valencia
ERA ELLA LA ELEGIDA
Aquella mañana el cielo nos hacía gozar con su color azul. Con mi cuerpo se lo ocultaba, cada vez que me acercaba a darle agua a mi hija Maly. El tiempo de sus dolores, eran más intensos y cortos en sus contracciones, no tardaría en parir. Le aparté las sábanas que había humedecido y separé sus piernas. Viendo su sufrimiento y el movimiento de su tripa, mis escalofríos me delataron y ella me preguntó. Hice omisión y mi respuesta fue nula, no quería que supiese que aquellos dolores no serían nada a los que tendría cuando viese, si paria una hija, y la desvirgasen a corta edad.
Mi predisposición me recordaba a la de mi madre, cuando su actitud fue la misma el día que yo paria. Bueno aquel acontecimiento fue por la noche, un buen momento en el que no enredaba nadie, los hombres y la chiquillería dormían.
Hoy era diferente, todos querían ser útiles, o mejor dicho querían saber qué venía al mundo, puesto que, si era una niña, ella era la elegida.
Catorce años después…
Maly había muerto en el parto complicado que tuvo al parir a la niña, sí, fue una niña. Channari maldecía el día en el que ella misma parió a su hija, la que entonces catorce años atrás, el suyo, la destrozó por dentro debido a su juventud.
Las niñas allí donde vivían, si superaban que las desvirgasen era un logro, aunque el reto venía cuando después de aquella desfloración sin consentir y por dinero, llegaban a parir y superar el parto. Aquel era siempre otro de los grandes retos de las niñas frente a la pedofilia que se enseñaba con las vírgenes de corta edad.
Aquella mañana la joven abuela de Khiev se sentía morir, su marido el jefe del hogar había dictado sentencia. La niña con tan solo catorce años había sido apalabrada a un adinerado que buscaba para sus achaques, tal vez ficticios, una virgen a la que desflorar y así, cumplir con el ritual que le llevaban a creer que aquella superstición lo sanaría.
La mujer, mientras cepillaba el pelo de su nieta, lloraba, se sentía culpable, de no haber parido, ahora Khiev no sería la cuarta virgen de la familia, amancillada con aquella cruel creencia.
Por otra parte, el abuelo seguía frotándose las manos, miraba la belleza de su nieta y sabía que aquel dato, en la ficha que había rellenado en la casa oficial, así llamaban al lugar de la cita. Seguramente alguna vez también usó la misma superstición para aliviar sus enfermedades venéreas con alguna de las niñas que la mafia cruel de la pedofilia utilizaba para sus barbaries.
Su melena morena zaina, contrastaba con su piel lozana y blanca, nada bronceada, así gustaba a los “señores” que buscaban placer en las vírgenes.
Khiev, solo había escuchado hablar de su madre una sola vez, fue su propia abuela la que le confesó que su joven hija muerta en el parto, la que le dio a ella la vida, se le parecía mucho. Y que también cumplió con aquella aberración machista y de ancestrales supersticiones, que aún ahora en la actualidad seguían estando tan en vigor lamentablemente.
El día llegó y Channary con suma tristeza, dio un baño de sales aromáticas a la niña. Ella pese a su madurez era presa y estaba dominada por la gobernación masculina. Consecuencia de todo lo vivido desde su niñez Channary sufrió golpes y malos tratos, los cuales le habían dejado huellas en su cuerpo, pero las más lamentables eran las de la mente.
La vistió tan inmaculada como era y dándole un beso en la mejilla se despidió de ella. Odiaba al intruso que la iba a desflorar, sabía la consecuencia de sus actos, aquellos que ahora la angustiaban por haber permitido que se llevarán a cabo en su nieta.
De la mano de su abuelo la niña caminaba calle abajo sin ningún tipo de vergüenza por parte de él, y a la vista de todo el que se cruzaba con ellos, les sonreían. Ella no imaginaba que le podría pasar, por lo que correspondía con la misma mueca arqueada, que sin duda luego cambiaría a la de tristeza.
Al llegar delante de aquellas casas magistrales donde a Khiev le esperaba la mutilación de su himen, sus ojos se llenaron de ilusión óptica, jardines de ensueño se presentaban delante de ella. Alguien la tomó de la mano, era una joven un poco mayor que ella, la llamó hermosa y a ella le agradó, miró a su abuelo, le dedicó una sonrisa, y acompañó a la joven concubina.
Las escaleras no presentaban lo que arriba le esperaba, de mármol y figuras adornadas con pan de oro lucían maravillosas, daban sensación de ser nuevas, eran perfectas.
A Khiev le latía fuerte el corazón, su imaginación iba más allá de lo que en realidad pasaría en la estancia donde ahora era alojada.
La muchacha que la acompañaba no mediaba palabra simplemente se dedicaba a mostrarle con señales lo que tenía que hacer, ahora le indicaba que entrase. La niña temía que su corazón se escuchase y puso la mano de la joven en su pecho, haciéndole sentir su latir emocionado.
No debió ser de su agrado, ya que la muchacha la apartó en un acto reflejo mirando fijamente a los ojos a la niña. No había duda de que esa misma ilusión y de agitado sentimiento era la que muchas niñas de corta edad que allí eran desfloradas, perdían además de su virginidad.
Justo allí delante de ella estaba aquel lienzo que mostraba a una niña desnuda como si fuese una mujer adulta con postura insinuante.
Era el vivo retrato de la paidofilia, algo que ella desconocía y que no entendería hasta más tarde y no tan siquiera entonces sabría que es lo que le estaban haciendo.
Fue desnudada por su comprador, acariciada y con lascivos actos, vejada, las manos del maduro y porcino adulto, tocaba con lascivos movimientos circulares los pezones de la niña. Seguramente habían pagado lo suficiente para el acto, el hombre que la desfloró se tomó su tiempo.
Khiev tomó todas aquellas caricias, como juegos infantiles, pero en realidad el hombre exacerbaba cada una de ellas, provocando en muchas mucho dolor.
Como en el lienzo que había observado antes la tendió, despojándose él de su albornoz, se acercó a la niña y solo le pidió que ella misma se tocase, minutos después no obtuvo ninguna respuesta a su virilidad, era motivo aquel por el que quería desflorar a Khiev.
Había llegado el momento de la crueldad y la brutalidad de lo que le ocurriría a la niña, igual que a muchas, casi siempre por dinero, son desvirgadas para curar la impotencia sexual.
Para entonces ya su sonrisa era un esbozo, y sus gemidos de dolor crujían entre dientes…
Para entonces, su violador introducía un falo en la vagina de Khiev sin darle tiempo a gritar, lo hundió en su cuerpo, haciendo así que la niña suspendiese su aliento dejando de respirar hasta que el monstruo que la desfloraba con aquel acto pedófilo, lo sacó…
Pasan los años y el tiempo, y las supersticiones siguen, existe la trata de vírgenes en que la desfloración se considera un ritual para la sanación de enfermedades venéreas.
Todavía hoy y en el siglo XXI en Camboya se utiliza esta práctica y es ofrecida a jóvenes para ganar dinero fácilmente. Muchachas necesitadas y de familias con pocos ingresos. Lo que no dicen es que detrás de esa mafia se esconden los pedófilos, los sin escrúpulos, los asesinos de la virginidad como la de Khiev. La que ocultó su niñez en el fondo de la desgracia por ser una mujer y que no volvería a sonreír. Porque truncó la sonrisa que aparecía hasta entonces en su rostro de niña y su virginidad murió, no en aquel momento, no, murió en el día que nació mujer en un mundo donde la mujer es un objeto para esas prácticas.
El haiku es un género poético japonés, en su forma, el haiku, es un poema breve de diecisiete sílabas, organizadas en el esquema 5/7/5 y sin rima. Busca a través de la sencillez, la sutileza y la austeridad, capturar el instante, la emoción de un aparentemente banal pero lleno de significado. Nacido de la escisión del haikai.
Tus manos Señor Me bendicen la vida Ellas me salvan
EL LENGUAJE DE UNA SONRISA Hoy ya no estás, pero cada momento tuyo queda… Motivos, todos para sonreír, ella no está, ellos tampoco, nos sentimos solos, pero más allá de esa realidad que ondeamos como bandera de nuestra tristeza. Quedan sus recuerdos, sus palabras, sus risas. Debemos sonreír, igual que lo hicieron ellos, ellas, nuestros seres queridos, los que partieron igual que lo hizo Verónica Forqué, mujer sonriente, actriz de éxito, la veíamos tan fuerte y feliz ¿Verdad? Sin extrañarnos, y sin pensar que su sonrisa era una tapadera a lo que le ocurría en realidad. No lo podemos creer, ni cerca, ni lejos, cuando ocurre nos enfadamos con la vida. Mil preguntas nos podemos hacer, sin embargo, solamente una tiene la certera respuesta, estaba vivo, viva. Y por consecuencia en proceso de muerte, de enfermar o simplemente con mucho tiempo para pensar. La ventana cerrémosla, aislemos de nosotros esos pensamientos en que pensar en la muerte, solo es un estado catatónico para algunos, y que nos aleja de todo, nos va secando la alegría, nos apaga la sonrisa. Preguntémonos el motivo de los que parten dejan de sonreír, de por qué no nos brindan la misma sonrisa, quizás lo sabemos, no obstante no queremos que nos lo digan. Si la tristeza nos absorbe la energía, nos merma la salud y oscurece de sombras nuestra existencia, sonriamos, sigamos alegres, que la pena se golpee con el muro de nuestra jovialidad frente a la tristeza. Seguimos vivos, pues grita alegría, ríe conmigo y si no me contagio de tu risa, vuelve a invitarme, quizá me dé vergüenza confesar que he enfermado de soledad dentro de un mar de gente y que no sonrió por tener miedo a la muerte. Seamos cómplices y de la vida, amigos, no vivamos esperando a la muerte. ¿Cuento contigo? ¡Tú puedes contar conmigo! Adelina Gimeno Navarro
«Hasta siempre, para mí la mujer de la sonrisa eterna»
Cual pajarillo me hallo, libre entre una atmósfera de libertad, un aire de esperanza respiro y espero paciente el bienestar de una vida que hace tiempo comenzó, mientras pasa con él me fundo y soy parte de ella.
Necesariamente, conecta con la vida, mira con confianza todo lo que a tus ojos llegue. Lo hermoso, lo perpetuo, lo que tendrá fin.
Tus ojos son el espejo de un sueño pionero que nunca escapa a la realidad. El testimonio que perdura en tu mente, para recordar.
No inundes con lágrimas lastimosas aquello que con alegría te dan, eres feliz, qué más da, lo demás no debe importar.
Belleza que ajena a la maldad, armonizas mis días, catapúltame a la verdad, que no mienta al desear, que agradecer sea mi doctrina, mi lealtad siendo esta la que brille por la felicidad.
Hoy tengo que escribir sobre varios temas; todos ellos importantes a cuál de ellos pienso que lo, es más. Por consecuencia en el escritorio de mi mente un cúmulo de notas previas se amontonan y cordialmente se ceden el paso.
– ¡Tú, primero!
– No por favor, tú, primero
Pero no son ellas, soy yo quien les tiene que adjudicar un sitio a mis letras, el lugar para plasmar en ellas, en esos acontecimientos a mis sentimientos que encogiéndose de dolor unos y de alegría otros, incluyen sin duda, ese tan grande que no deberíamos de olvidar jamás, el agradecimiento.
Así pues, ya estoy tardando, me pongo a escribir, y leer, ser conscientes de que lo que interpretáis no tiene un lugar de preferencia, irá escrito al azar y con mensaje de agradecimiento siempre.
“GRACIAS”
He ganado un premio, ha sido la experiencia más maravillosa de la que he podido gozar en estos diez años, en referencia con la literatura. A pesar de que, sin ellos, sin los deseados premios, yo escritora de sentimientos soy feliz de igual modo.
Dos días de ensueño, horas de aprendizaje que no estoy dudando de poner en práctica desde aquel instante en que lo aprendí. Poco a poco y por supuesto con ayuda, y siguiendo de cerca mil consejos que me puedan dar.
A mi querida Lola, gran profesional, le agradezco la oportunidad de participar en esta maravillosa experiencia que tan enriquecedora está siendo.
Hablo en presente porque es ahora cuando empieza todo, y esta, la frase que se me adjudicó, me lo dice: Sé feliz con valentía estás en el camino.
Todo es aceptable, todo enriquece y sin dudar eché la vista atrás, recordé qué día era, a mi mente vino una fecha que me predisponía a una casualidad nada casual, mejor digamos causalidad. Días importantes y dolorosos, días de celebración, fechas insultantes de un modo u otro que te despiertan y te hacen pensar.
Una de ellas, hoy, ya cuando todo a pasado, cuando el evento ha terminado, es el del nacimiento de mi hermano, yo no lo recuerdo, era demasiado pequeña, pero lo que hago es poner en mi mente esas palabras que él me decía y que me han acompañado siempre.
“Deli, tendrás suerte verás, aprende, disfruta de lo que haces y no pidas nada más. Que la salud te acompañe, mírame a mí, ya no puedo dibujar, ya no sé dibujar”
Emocionado siguió hablando, frente a él, su pantalla del ordenador en donde, pegada estaba una frase escrita en un papel, que decía: La vida es un don que no debe causarnos dolor.
Frase que con los ojos tristes acariciaba mientras, pasando el dedo pulgar por encima, y que, yo al fijarme, veía su mano hinchada.
¡Tienes toda la razón Manolo!
He de agradecer siempre tus consejos, siempre me has apoyado y siempre lo harás. Te doy las gracias por ello y si en aquel momento no te abracé, lo hago ahora, nunca es tarde, siente en este día mi cariño, yo siento el tuyo. Sé donde estás, sé que tu luz me ilumina y siempre seguiré tus pasos de humildad, agradecimiento y tesón.
Te quiero hermano, por ti tendré un feliz día de tu cumpleaños.
Y estas son mis dos crónicas, mis escritos sin orden de lugar, ni predilección porque los dos me han enseñado la importancia de atender y luego poner en práctica la enseñanza recibida, siempre con agradecimiento.
Adjetivo. Este vocabulario es de uso anticuado (en antigüedades) se define a unnombreusado en la antigüedad para referir al arte, destreza o habilidad de elaborar, fabricar o hacer los zapatos o calzados o la persona que pertenece o corresponde a estetrabajo, quehacer u oficio.
Ahora reconozco que sé muy poco vocabulario, es impresionante cuando escuchas palabras que no te suenan de nada, y que su significado es una maravilla.
Te explica su definición detalles que jamás hubieses imaginado.
En concreto esta, a mí era de todo, menos lo que quiere decir la palabra sutorio, pensando mucho sé que la iba a asociar con el uso, o con algo relacionado con la sutura, pero claro, no cuadraba, ni dándole mil vueltas.
No sé si sabéis que esta afición mía en esta novedosa sección de nuestro innovado…