Reto Escribir Jugando – El profesor

EL PROFESOR  

Con la velocidad de un asteroide en órbita salió corriendo…

El profesor había visto pasar uno por el tragaluz y con las prisas tropezó…

El laboratorio estaba mal ordenado, los utensilios y herramientas necesarias para su magnífico trabajo sobre las estrellas.

Tenía la certeza de que algún día podría llegar a ser cómo el científico que descubrió a Ceres, el 1er asteroide.

De momento todo empezó a dar vueltas, le parecía estar dentro de un remolino de energía y bajo el efecto de la hipnosis.

Se levantó del suelo y gritó; -soy Giuseppe Piazzi, el golpe le había hecho soñar.

Adelina Gimeno Navarro

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ESTRATEGIA DE LUJURIA MANUAL

ESTRATEGIA DE LUJURIA MANUAL
Adelina GN

Mi corazón no debería provocar ni sus pulsaciones alterar, el motivo podréis comprobar, si a mí a la doncella, a leer comenzáis.
Sabéis pues vos, dónde pone su mano el varón.
Os miró a los ojos y pienso en el sentir de sus dedos, que buscan allá dónde el casto nombre la espalda perdió.
Qué podría hacer vuestra merced con su diestra en mis bajos.
Mi virtud es como mi vicio, los dos a estrenar, a cantar, igual que a la amada trova el juglar.
Hidalgo vos tocar sin remilgos, rozar mis posaderas con el melindre osado, que vuestro sutil disimulo hizo tomando la jarra en la mano.
Muéstrate cual bestiario ganador que gloriosamente irrumpe en el lugar y con lujuria clava su erguida daga.  
Usías decirme a mí que os miró, aquel motivo que puedo tener, para mi boca callar y no volver a pronunciar.  
Sus ojos entornados en los que se aprecia el mal, enfocándose en mí me hieren, calentándose él me teme.
Honrosa nuestra postura, por un instante muda, que si la soledad tuviera susurros oyera, liando nuestros cuerpos con los tules, del ardiente querer.
Somos trazos de un pincel renacentista que en colores armonizó el artista.
Una vez más, venciendo la timidez a la depravación.
Qué el placer no se nos note, que me vuelva a estremecer, pues el rostro mío es el espejo, de mi erizada piel.
Sanador de lo ajeno, toma de lo mío que yo sin vergüenza bebo.
Hiló fino la doncella, embriagado el caballero de detrás sacó la mano.
Hace lo propio ella, apartando la mirada de la realidad, para que la estratagema manual volviese a comenzar.

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QUÉ VES

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QUÉ VES
Allá por el año 1908 los viajes comenzaron a ser más agradables.
Aquel Ford T facilitaba a los arrogantes banqueros a lucirse. Haciendo alarde de su poderío.
Ser astuto y perspicaz, no es causa del poder ni del dinero.
Entonces habría que aplicar a este reto la fábula del zorro y el ratón y preguntarse ¿Qué ves?
Y así, claro está, pararse a pensar que hay que acordarse de Caronte, el barquero que no pregunta “a dónde”.
Qué tengas o no, aceptes la invitación o no… La gran supremacía que utilizamos para vivir, sobra en todo momento y lugar.
Adelina GN

SU MEDICINA

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Despertó eufórico, todavía en la cama dirigió su mirada al ventanal, para apreciar el exterior y la vida.
Desde el accidente, se centró en la naturaleza que por su invalidez le obligaba a aprender desde allí.
La música fue una buena medicina, el canto de aquellos pájaros le dio la fuerza suficiente para valerse con el bastón únicamente.
El grupo de aves de la familia de los tráupidos que cantaban posados en la rama del árbol, le amenizaban los días.
Y mientras los escuchaba los señala con la batuta y les ponía nombre…
Tú… eres Poospiza
Y tú… serás Dominiquies
Adelina GN

LA COLECCIONISTA

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LA COLECCIONISTA
Aquella tarde la brisa era agradable y las olas trajinaban sin pausa hasta llegar a mis pies…
Mientras miraba al horizonte algo me topetó…
Vi un extraño objeto, me incorporé y lo exploré.
Un año permanecía intacto en su escritura y al ser experta en historia deduje que era el del invento de la cinta adhesiva.
Me lo llevé a casa, lo puse junto a mis otros hallazgos.
El misterioso tarro de cristal, esta vez, encerraba un corazón.
Lo introduje en el cofre que tenía dispuesto, cada vez faltaban menos piezas, mi colección pronto daría vida a un Frankenstein diferente.
Adelina GN

AQUELLA NUBE BLANCA

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Puede que fuese una pareidolia, pero sin duda era ella. Me habían alertado de que emocionaba ver su rostro dibujado con tanta perfección.
La abuela Irene, siempre nos contaba el mismo cuento, nos sentábamos frente a ella, en el suelo y levantando la cabeza bien erguida la escuchábamos relatar.
Irene sabía que aquella lectura les gustaba, iba de imaginar, de ver dónde nada había, de crear ilusiones creíbles.
Y así fue lo que hice, me senté en la acera, mirando fijamente la nube en la que se veía la abuela, sentada en su mecedora, con sus lentes de leer puestas dispuesta a contar el cuento de imaginar figuras en las nubes.
Pero ahora era mi ilusión de recrear de nuevo aquella escena, la que me permitía ver en aquella pareidolia a la abuela leyendo.

Adelina GN

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LA OSCURA EMPERATRIZ

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Un lapicero afilado, no tanto como el pico de aquellos cuervos, escribiría la historia de la emperatriz triste.
Motivos de ser oscura a la brevedad lean…
La señal que la flecha indicaba, quería que se recordase y nunca nadie olvidase lo allí escrito.
En el atril al pie del lienzo que contemplaba, yo emocionada, leía ahora la leyenda…
Año 1845
Por amor él entonces escribió…
“Mujer de ojos rasgados, generosa amante de tu fiel sirviente, han separado nuestras vidas. Lucero del sol, convierte mi vida a tu ausencia y que la soledad de no vernos cambie tu luz en tinieblas”

Adelina GN

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YA SE PUEDE

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Habían pasado muchos días, demasiados, me habían parecido una eternidad.
Ahora por fin venían a verme, ya se podía, mis hijos llevaban llave. Así que seguí con la broma, yo soy así, para que van a padecer, seguro que también lo han pasado mal confinados como yo, pero ellos juntos.
Con el tipi y el tótem montado en el salón, simulé estar capturada.
En realidad, todos aquellos días, lo había estado. Ellos solo sacaban al perro, acercarse, estaba prohibido.
Pero ahora… se podía, sonó el teléfono, salté igual que un animal de poder…
Pregunté… ¿Diga?
No podemos ir… iremos mañana…

Adelina GN

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MIRA Y DIME

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MIRA Y DIME

El ejercicio para aportar nota al control de lengua, conmemoraría el aprendizaje del histórico hecho y del nacimiento de la escritura. Todos tenían en sus pupitres las tabletas de arcilla donde realizar su primer cuneiforme. Aquel trabajo comenzaría con la designación de una letra del abecedario, solo la otorgaría el docente, fijando su ojo y dictaminando, dependiendo del atuendo que llevasen.
Miró el último pupitre e ignorando la B,M,E,B que correspondían a cada uno dijo: Os otorgó la S a todos, no hay duda que después de esforzarse en escribir de ese modo la sabiduría será por siempre vuestra inicial.
Adelina GN

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Destino: SETNATUM

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Soy la voz en off de esta historia…
Desde aquí contaré cada escena que leas en estas líneas.
Cada hora la puerta de aquel almacén se abría y con mucho cuidado trataban a los que aquellos hombres traían maniatados.
Hasta un total de diez llegaron a ser, hombres y mujeres, acostados en las camillas de aquel diáfano lugar, que a pesar de todo, era lo menos parecido a un hospital. Por muchos departamentos equipados con el mejor material de investigación.
Les manipularon, eso era una realidad…
¿No los veis? Andan desorientados, es algo extraño, pero…
Pasaron unos días, y ahora nos vemos volando sobre aquella isla, sorteamos las palmeras, alguien nos espera allí.
Aterrizan, pero los pilotos no abandonan la avioneta, uno de los soldados deja a los viajeros en tierra y sin pensarlo suben a la orden de “Nos vamos” que gritó el superior.
Ahora se escucha a una de las mujeres decir: Alguien sabe dónde estamos…
Nadie le contesta, al contrario, su mirada perdida la advierten de que a los demás el tratamiento los ha dejado en otro momento y por ese motivo no reaccionan…
Alguien sale a su encuentro, el cortejo de bienvenida no alarma a nadie, únicamente a la joven que les habla. Y la que les grita ¡Quiénes sois!
Pero ellos tampoco le responden, se acercan con sigilo, y soy yo, la voz quien les dice que los sigan…
Mientras la joven no afectada por las drogas, mira como los miembros y los cuerpos de sus compañeros, van mutando de manera invertida, al revés…
Y es ella misma quien les coloca una de aquellas máscaras blancas, qué no sabe cómo han llegado a sus manos.

Adelina GN

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