SOMBRA Y LUZ

SOMBRA Y LUZ

25/10/16 Escrito al amanecer

Allí cansada comenzaba a echarse, las sombras producidas por una falta de claridad exigida, se cobijaban a su alrededor, unas cansadas, otras alegres y algunas insultaban al porvenir, plantando cara a la esperanza, esperando que la luz asomase de nuevo y disipase la sombría detestable de un día maltrecho.
Entre su oscuridad escondía llantos y tristezas, pero no dejaba de recordar aquellas risas que al atardecer muchos encontraban, y también lloros, pero para aquello llegaba, para dar descanso, tanto a las alegrías como a las penas.
En ella se dibujaban puntos de luz, un camino de pequeñas estelas, que brillaban en la negra capa de su dermis astral. Quería ser amada, pero para ello tenía que esperar a que su amor llegase, a que poco a poco sobre ella cayese la luz del día, posándose con su brillo azulado, un amanecer temprano que a todos vestiría de amor o desamor, de risas y de llantos, de vida y de muerte, que enseñaría a muchos, que cada minuto traería a sus vidas todo aquello que anhelaban y sin duda todo aquello que no quisieran haber vivido nunca.
Pero de aquello se trataba de aprender, de experimentar y pobre de aquel que no llegase a ver la vida detrás de aquel amanecer, que en el despertar de un nuevo día, no pudiese gozar del canto de los pájaros, de un nacimiento o quizás de las más crueles adversidades, pobre de aquel que no pueda sentir que la vida comienza de nuevo, porque sin duda estará muerto. Y no vivirá para ver cómo la noche tendida espera paciente y oscura a que la mañana llegue fresca y clara para abrazarle.

©Adelina GN

Escrito al amanecer… No intentes…

No intentes que amanezca más temprano, ni que anochezca a tu antojo. El día, caprichoso tiempo de tu vida, deshará cualquier precariedad en ella y sabio será al mostrar para ti sus alegrías.

©Adelina GN